Una distribución que desde Sorisole ha llegado a los restaurantes más renombrados y a las mesas de los italianos a los que les gusta comer cada día platos elaborados con ingredientes únicos y seleccionados, sin conservantes ni colorantes, como harina fina, pan rallado de una exclusiva tienda milanesa y carne de producción propia. Un laboratorio “km0” que, en 2012, obtuvo el reconocimiento de “Actividad Histórica” de la Región de Lombardía, un mérito que no ha dejado de dar sus frutos. Fue el chef con estrella Michelin Chicco Cerea quien, al “bautizar” el nuevo taller de producción, sancionó el carácter excepcional de estos productos. Y así, una vez más, el “Made in Bergamo” hizo historia.