No sólo polenta.
La harina de maíz se utiliza para hacer pasta, sobre todo formas tradicionales como la *foiade* -fideos anchos-, pan, ñoquis, pero también dulces.
Era el plato de los pastores durante la trashumancia, que lo disfrutaban con leche y sus derivados.
Típico es el *chissöl*: una bolita de polenta con un trocito de queso taleggio dentro, colocada sobre brasas; una preparación que se ofrece a menudo como bienvenida en los restaurantes locales.
Además de los quesos, pilares de la zona, la polenta bergamasca se sirve con embutidos, caza, sobre todo aves, y animales de corral.
Son innumerables las recetas que la acompañan: *löanghina* (salchicha larga), salamella, salchichón cocido, conejo, gallina rellena, costillas con col, carne estofada, carne asada, pero también verduras y setas, o se ofrece como plato único enriquecido con quesos locales y mantequilla de las montañas.